Sinopsis
La Encina, un pequeño pero importante pueblo, fue escenario de una vida diferente a la que hoy flota en sus calles demasiado tranquilas. Cualquier persona que haya adquirido una experiencia útil, ha de saber agradecer lo que le ha sido aportado por los seres que han conformado su vida: animados e inanimados de todos los paisajes que ha transitado. Por ello la memoria, y a veces la pequeña nostalgia, han de estar prestas para esos sencillos, pero necesarios agradecimientos que han de formar parte del itinerario vital de toda persona, especialmente de quien se atreve al ejercicio de creación. En este caso, la poesía puede ayudar a que lo que fue y ya no es, no se desgarre en el olvido. El tiempo es siempre protagonista en la conformación de la historia; el que se fue y el que está por llegar, y la poesía un arma para saber atrapar el tiempo en sus imágenes más precisas y conformar el recuerdo. Por eso, este libro es una modesta aportación al recuerdo de la modesta vida de muchas modestas personas que también merecen quedar en un modesto rincón de la historia, que es también el de quienes lo compartieron.